domingo, 15 de enero de 2012

EL BAFOMET DE LA CATEDRAL DE JAÉN

Se suele considerar que la figura conocida popularmente como "la mona" del friso gótico en la cabecera de la catedral de Jaén podría ser el bafomet de este esotérico templo. No es una identificación tan ridícula como la primera denominación pero igualmente equivocada. Ya fue esta pequeña escultura protagonista de un artículo en este blog, y dejé claro que si de algo se trata es de la imagen de un maestro cantero de la época, quizás Enrique Egas, autor del friso en 1500 contratado por el obispo Alonso Suárez de la Fuente del Sauce. Conociendo el valor simbólico de la catedral y de la escultura, comparada con la de otros templos, la bauticé como "el alquimista de la catedral de Jaén", el maestro o iniciado hermético satisfecho con su obra.



El bafomet es una imagen que se representa básicamente como una cara de un hombre con barba partida en dos y que simboliza el origen de la Sabiduría. Es conocida por formar parte de los cultos templarios, que les costó ser acusados de herejía como excusa para su disolución.


Prácticamente en el centro del friso gótico se encuentra un pequeño relieve que pasa desapercibido para la mayoría de los ojos curiosos. A pesar de que está a cierta altura del suelo y que está algo estropeado se puede observar que se trata de una cabeza con una barba ligeramente partida en dos y con una especie de aureola coronándola.



El bafomet de la catedral de Jaén (Fotografía cortesía de Javier Rojas Gómez)


Este sí que se puede considerar con más acierto el bafomet de la catedral de Jaén, pues tiene las características propias de este símbolo esotérico. Para los ortodoxos sería la representación del Santo Rostro de Jesús, al cual el templo sirve casi de enorme relicario.



El Santo Rostro de Jaén, tan adorado como retocado desde la Edad Media. Se puede observar que la barba sigue estando ligeramente partida en dos.


Pero es que cabalísticamente, que es como hay que interpretarlo en un contexto esotérico como el que está, el Santo Rostro o Gran Rostro es una de las tres denominaciones o principios de la Creación representados por el Anciano de los Ancianos, cuyo atributo es la Sabiduría, y que tiene como principio inicial a la Cabeza del Anciano. De esta Cabeza o Rostro de Dios brota o emana la Creación. Eso es precisamente lo que los templarios representaban con el bafomet.



El Santo Rostro en el coro de la catedral de Jaén.



Como decía, la cabeza o bafomet del friso gótico tiene una aureola que la corona, y es que, como apunta la cábala, la Cabeza del Anciano viste la Corona, símbolo de su soberanía y de que es el origen de todo. Corona es como se llama al primer sefirot o atributo de Dios, que se sitúa en lo alto del Árbol de la Vida.


Por tanto, conociendo el templo en el que estamos, que centra su culto en el Santo Rostro, y siendo conscientes de su valor simbólico profundo, no es de extrañar que el friso gótico, gran conjunto esotérico legado por el obispo Suárez, tenga en su centro un cabalístico bafomet.

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